Días de intercambio de saberes y conocimientos, de encuentros y diálogos interculturales, de reconocimientos en un ambiente de amplia y rica diversidad los vividos en el VIII FOSPA – Tarapoto entre el 26 de abril y 1 de mayo. El Colectivo Miradas Críticas del territorio desde el feminismo estuvimos presentes a través de nuestra compañera Eva Vázquez.
Las violencias, los fundamentalismos religiosos y la economía del cuidado fueron algunos ejes de reflexión durante el primer día de trabajo del Espacio de Debate Mujeres Panamazónicas y Andinas, el que giró en torno al primer tema que orienta el VIII FOSPA referido a la territorialidad y los territorios.
Mujeres de distintos pueblos de la amazonía y andes del Perú, de regiones de Brasil, de Bolivia de Colombia, Ecuador, entre otros países, dialogaron sobre los impactos en sus vidas y cuerpos del despojo de sus territorios, contaminación o depredación por acción de mega inversiones con capitales transnacionales que cuentan con respaldo de los Estados.
Si bien habitan regiones demarcadas por fronteras, las mujeres compartieron problemas que les son comunes y con un arraigo histórico cultural. Sus vivencias en su relación con la naturaleza y defensa de sus territorios son similares, al igual que las consecuencias de asumir esta posición ante las empresas y Estados que responden con represión y criminalización.
Se tuvo la ocasión de compartir reflexiones con la feminista, activista social y docente universitaria Rita Segato que plantea que históricamente las mujeres han sido protagonistas de las luchas por el territorio. Que el arraigo sea femenino explica que las mujeres representen un obstáculo para los proyectos desarrollistas del sistema capitalista, por lo que la violencia es hacia sus cuerpos para desarraigar y romper comunidades.
En sus conclusiones expuestas en la plenaria del día, se sentó posición sobre cinco puntos:
Territorio: Es todo, no solo lo que está en la superficie, para nosotras es un concepto integral que incluye toda la vida que lo habita. El sistema capitalista en alianza con el patriarcado quiere controlar nuestros cuerpos y territorios para reproducir el capital. Nosotras queremos controlarlo para reproducir la vida, reconociendo los límites de la naturaleza y fortaleciendo una relación que asegure la sostenibilidad de sus bienes y de la vida humana.
Violencias contra las mujeres: Se ejerce en la comunidad y fuera de ella. Nuestros cuerpos y territorios están en disputa por el capitalismo y el patriarcado. Las empresas y el Estado nos violentan, las iglesias y el fundamentalismo promueven una cultura de subordinación y control de las mujeres. Nuestros gobiernos en lugar de protegernos son cómplices. Esta violencia es específica contra las mujeres defensoras que están en la primera línea de resistencia en defensa de nuestros derechos y territorios.
Fundamentalismos religiosos: Inciden en el retroceso de los derechos que hemos alcanzado. Tienen operadores en el Poder Legislativo para dar leyes en contra de la autonomía de nuestros cuerpos y derecho a decidir, protegiendo a los agresores, atacando nuestras costumbres y religiones ancestrales, especialmente afrodescendientes.
Presencia de la mujer en política: Vivimos cada día resistiendo al capitalismo, al patriarcado, al colonialismo. Desde esa resistencia cotidiana construimos nuevas formas de vida comunitaria y transformamos las maneras de resistir y hacer política. Nuestra participación social y política debe ser reconocida, visibilizada y tomada en cuenta por la acción política local, nacional, regional.
Trabajo no remunerado de la mujer: Es necesario reconocer y valorar nuestro trabajo en los hogares, comunidades y organizaciones. Nuestro aporte a la sostenibilidad de la vida es alrededor del 25% del PBI en nuestros países y exigimos su reconocimiento como parte de nuestros derechos.
Para el segundo día de trabajo, mujeres aymaras, awajun, quechuas y de varias regiones del Brasil hablaron sobre sus prácticas de cuidado de la tierra, el agua y los bosques como alternativa para proteger los bienes de la naturaleza.
En las conclusiones expuestas en la plenaria del día las mujeres acordaron incidir el debate en tres puntos:
Vínculo entre las mujeres y naturaleza: “La relación con la naturaleza y sus bienes es indispensable para la vida. Las mujeres somos partes de ella y necesitamos la soberanía del territorio para sustentar la vida”
Hay una unidad de la mujer y naturaleza, porque somos reproductoras de vida y de cultura, la propia naturaleza nos ha enseñado a cuidarla, tenemos una sensibilidad de nuestros cuerpos por cuidar a la naturaleza y esto es una continuidad de la vida.
Las preocupaciones respecto al cuidado de los bienes de la naturaleza: El alquiler de los terrenos conlleva a sembrar y tener prácticas de la agricultura que afectan la tierra, en ese sentido, los estados deben proteger a las mujeres que defendemos el territorio, porque las leyes no protegen los derechos de las mujeres ni tampoco de la naturaleza.
Entonces, confluyen las acciones de actores externos por un lado (empresas transnacionales) y el descuido y la desprotección del estado en los derechos de la naturaleza y de las mujeres defensoras de los bienes de la naturaleza, por ello debemos resistir de manera conjunta.
Sobre cómo cuidamos la vida y la naturaleza las mujeres: “Las mujeres participantes en el FOSPA rompemos las barreras de la demarcación política-territorial que nos divide y nos unimos poniendo al centro los intereses de la naturaleza para garantizar la sostenibilidad de la vida”.
Aquí te dejamos algunas de las fotos de estos días: